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¿Puede una persona sin permiso de residencia y con pasaporte abrir una cuenta bancaria? La respuesta es sí.

03/10/2021

¿Puede una persona sin permiso de residencia y con pasaporte abrir una cuenta bancaria? La respuesta es sí.

Desde el Proyecto Bidebarri de la Asociación Pertsonalde acompañamos a jóvenes extranjeros en procesos de incorporación desde pisos con una referencia educativa, un acompañamiento que intenta dotar al joven de herramientas que, en un futuro, usará de manera independiente y autónoma

Acompañamientos que, en una primera fase de la intervención, pueden ser más intensos y que, posteriormente, van perdiendo intensidad, se establecen más como referencia o, directamente, dejan de ser necesarios.  

Desgraciadamente, en estos procesos nos encontramos ante situaciones en las que un joven migrante, aun habiendo dotado su mochila de herramientas y claves para hacer frente a su proyecto de vida, vive situaciones de indefensión y exclusión. Estas situaciones suelen ocurrir cuando en ese camino se encuentran gigantes; gigantes que tienen más poder y hablan un idioma muy diferente, y no me refiero al castellano; ya sea la Administración pública o las entidades financieras. 

Hoy os voy a hablar de la experiencia con uno de esos gigantes, las entidades financieras.

Primero de todo es importante situarnos y ponernos en contexto. Por un lado, desde el Proyecto, acompañamos a jóvenes que la gran mayoría no dispone de permiso de residencia, lo que coloquialmente conocemos como “no tener papeles”. Y, por otro lado, son personas que no cuentan con medios económicos y que en muchas ocasiones pueden ser beneficiarios de ayudas públicas. Estas dos cuestiones, hacen que sean unos clientes “no deseados” o “incómodos”

Sin entrar en el porqué de esa incomodidad o ese rechazo a este colectivo de personas, la situación es, la imposibilidad de abrir una cuenta bancaria con el único documento que te identifica, es decir, el pasaporte. El pasaporte, no es un documento cualquiera, es un documento público, personal, individual e intransferible, que es expedido por las autoridades de los países y que acredita la identidad y la nacionalidad de los mismos. La experiencia que han tenido los jóvenes a los que acompañamos ha sido de rechazo, nada más manifestar que solo contaba con el pasaporte como medio de identificación

Debemos visibilizar la importancia que tiene el disponer de una cuenta bancaria, y que el no disponer de la misma, impide la incorporación al mercado de los principales servicios financieros bancarios (domiciliar cobros y pagos, realizar una transferencia, sacar o pagar el dinero con una tarjeta), en perjuicio de su inclusión financiera, y por consiguiente y no menos importante su inclusión social. 

Y la pregunta es …. ¿puede un joven sin permiso de residencia y con pasaporte abrir una cuenta bancaria? La respuesta es sí. Esta cuestión ha sido objeto de diversas intervenciones por parte del Ararteko en coordinación con el Defensor del Pueblo. En España en el año 2017 se aprobó un Real Decreto Ley, después de una recomendación y varias directivas del parlamento y del Consejo Europeo, para regular las cuentas de pago básicas, en el que se incluyen clientes que pueden entrar en el perfil de los jóvenes que acompañamos “clientes que no tengan domicilio fijo, sean solicitantes de asilo, no tengan una autorización de residencia, pero su expulsión sea imposible por razones jurídicas o de hecho”.  Posteriormente, se aprobó otro Real Decreto Ley en el que se hacia mención a las comisiones y la gratuidad de las cuentas, en el que se establece un régimen gratuito de cuentas de pago básicas, en beneficio de personas en situación de vulnerabilidad o con riesgo de exclusión financiera. 

Sorprendentemente, cuando un joven hace esa pregunta ante una entidad bancaria la respuesta es no. “No se abren cuentas bancarias con pasaporte”. Esta situación genera discriminación e indefensión ante ese gigante que antes mencionábamos. La práctica, nos dice que cuando ese joven está acompañado de una persona que puede controlar mínimamente la situación, el trato es diferente. Muchas veces nos da la impresión de que puede ser por el desconocimiento de les propies trabajadores (por no haberlo hecho nunca); pero desgraciadamente, muchas veces la respuesta es “no nos dejan abrir cuantas con pasaporte”. 

En todo este tiempo acompañando a diferentes personas, se han dado diferentes situaciones. Recuerdo la primera vez que acompañe a dos personas a solicitar la apertura de dos cuentas de pago básicas; íbamos con una carpeta llena de documentación para pelear por lo que realmente es posible. En cuanto dije la palabra pasaporte…directamente la persona que nos atendió “torció el morro” y empezó a decirnos la dificultad de lo que estábamos pidiendo, siempre aludiendo a “un ente” que les dice que con pasaporte no y que es el que “resuelve” si se concede la apertura de la cuenta. La persona que acompañas, ante esa situación, sin estar acompañado, se hubiera dado la vuelta, porque se ve indefenso y así ocurre la mayoría de las veces. 

También tengo que decir que en esta “mini batalla” con ese gigante nos hemos encontrado a personas con una sensibilidad, interés y con un cariño muy especial hacia este colectivo de personas que acompañamos; que han hecho que ellos se sientan muy cómodos y faciliten las cosas. Recuerdo una anécdota en la que una de las personas trabajadoras, se interesó por el nombre de un joven, como se pronunciaba…que era muy difícil de decir le decía entre risas. Puede parecer una tontería, pero para un chaval que va por primera vez a un banco, que no tiene permiso de residencia, que de la apertura de esa cuenta depende el cobro de una ayuda, que se siente pequeño ante ese gigante…es un mundo. Que importante es encontrarse en el camino a gente que tiene una mirada un poco más humana. 

Es verdad, eso siempre esta bien, y es una suerte haber encontrado a gente así, y ojalá siempre se diera esta situación. Pero la realidad es la que es, la sensación es que las entidades bancarias no quieren este tipo de cliente y se crea un clima y una sensación muy frustrante, cuando realmente se está solicitando algo a lo que se tiene derecho. La dinámica utilizada se basa en pedirte muchos documentos, en darte largas, en tratarte con indiferencia, desprecio…yo así lo siento y lo he sentido. Y si así lo siento yo…que tengo mi cuenta bancaria, mi DNI y solamente le acompaño… ¿Cómo se siente ese joven al que acompaño?    

Como recomendación, si acompañas a alguien o tu misme quieres abrir una cuenta con estas características, lo primero de todo es asegurarse que la entidad bancaria a la que acudes dispone de “cuentas de pago básicas” y su correspondiente gratuidad. En las propias páginas web se recoge toda la información. Lo ideal sería solicitar una cita en la entidad bancaria y llevar la siguiente documentación: pasaporte, empadronamiento e informe de los servicios sociales donde acredite la “situación de vulnerabilidad o riesgo de exclusión”. 

Si, aun así, la entidad bancaria se cierra en banda y no accede a la apertura de la misma, sería recomendable formular una reclamación en el momento, en el servicio del defensor del cliente en la propia entidad bancaria. Si obtienes respuesta, y la respuesta sigue siendo negativa, o en el plazo de un mes no se obtiene, se podría presentar una reclamación en el Registro General del banco de España. 

En conclusión, hay dos factores clave que hacen que una persona tenga dificultades a la hora de disponer de una cuenta bancaria, la situación administrativa irregular y la pobreza. Situaciones que no serían un impedimento, si se aplicara la normativa antes mencionada. Es por eso que, ante estas situaciones de exclusión financiera y social, debemos de alzar la voz y denunciar. 

 

Ainhoa Ramírez Núñez / Pertsonalde

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